jueves, 15 de febrero de 2007

El camino


Sentado bajo el oráculo que surca mis vientos,
acechado por un tiempo de amenazante tormenta,
sin más cobijo que una vieja gabardina y mi inseparable bufanda,
solitario y feliz,
danzarín de un mundo tranquilo e imaginario,
rey de un reino sin reinado,
caballero de mis sueños y mis versos,
aprendiz de letrado,
yo, mi único dueño,
el dueño de mis discursos,
de mis escritos engendrados,
labriego y amante,
rufián o peregrino,
pastor… y hasta puede que distante,
cuando se trata del destino,
seguiré por el mismo camino,
aunque no me encuentre a nadie,
aunque ese nadie no me siga,
y convierta en una pira,
mis escritos y mi imagen,
yo seguiré tranquilo,
entintando sensaciones,
sueños, pensamientos y quizás también amores,
sin más rencor,
sin rencores,
escuchando las voces que sangran en mi interior,
y volveré a ser pastor,
rufián, peregrino, labriego o amante,
y seguiré adelante surcando el mismo camino.

¡Debo abrigarme!,
¡comienza a nevar!,
dejaré para otro instante la página de mi destino.


M.C

No hay comentarios: