jueves, 25 de octubre de 2012

Tumbados una noche más

Tumbados una noche más
bajo tu techo,
hasta nosotros llega la reverberación
de la existencia de otros:
aullidos impetuosos
(de rabia o de vino),
astillas inconexas
de deportes, telebasura,
                                                      noticiarios económicos y series de humor. 
Se extinguen en la lejanía
las luces del nuevo verano
y la brisa de noche embrionaria
huele a inciensos y a ensueños.

Tumbados una noche más
bajo tus pechos,
en la paz cómplice
de este amor que es puro
tú, con tus gafas violáceas,
leyendo a los rusos de otrora,
y yo observándote como a una pintura
de damisela renacentista.

Aúllan los perros a la luna,
enfurecidos por los parásitos.
Y los grillos chirrían sus estrépitos
a las luciérnagas de neón.

Y yo soy tu eclipse en esta noche de junio,
una existencia que vela al acecho de la adversidad.

Tumbados una noche más
bajo el humo
tú y yo y la oscuridad
hablamos el lenguaje de signos
que acaricia tus ojos
en los míos.

Ya no somos dos, somos uno.
Ahora sabemos que el amor es sosiego.

¡qué pesar tan delicioso no tener que gritarlo,
porque tus ojos entienden lo que mi boca enmudece!

El viento agita al verano,
Tumbados una noche más
bajo la noche
amándonos en silencio.

M. Canet 

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