A veces el
destino nos agasaja con ojos cristalinos.
No todos son marrón pálido. Los
verdes y azules tienen la misma habilidad iluminados por la luz.
Escucharme, yo
no soy aquel hombre atrevido que imagináis, sino Canet, un hombre
anémico de ojos, sediento de iris.
M.Canet
No hay comentarios:
Publicar un comentario